Portal-SEO COMO UN NIÑO: SOBRE TÍ FIJARÉ MIS OJOS

martes, 4 de noviembre de 2008

SOBRE TÍ FIJARÉ MIS OJOS

¿Alguna ocasión has sentido la mirada de Dios haciéndote sentir que lo que acabas de hacer está mal y es pecado?

Yo crecí con mi abuela y ella no necesitaba hablar para darme a entender que lo que había echo estaba mal, bastaba con su mirada y en ese momento, cuando ella fijaba su mirada en mí, sabía que era incorrecto lo que hacía.

Un día estaba con mi hijo Joab en un ciber; mientras yo trabajaba en la computadora él estaba a mi lado jugando sentado en el piso, de pronto escucho bajo mi computadora un “clic” al mismo tiempo que se apagó el monitor. Por un instante pensé que había ocurrido un apagón porque a las otras 5 personas que estaban a mi lado trabajando en su computadora, se les apagó también. Al sentir entre mis piernas a mi hijo que se iba incorporando, me di cuenta al instante que bajo el gabinete donde me encontraba, estaba el regulador donde estaba conectada mi computadora y las otras cinco; mi hijo había apagado el regulador; lo tomo de su brazo y lo levanto rápido y con una sonrisa inocente en su cara, levantó su cabeza para verme, (era obvio que él no sabía que lo que había echo estuvo incorrecto). No se cual fue la expresión de mi rostro molesto por lo que había echo, pero lo que sí se es que fijé mi ojos en mi hijo de tal forma que su sonrisa inocente se borró en un instante y se torno de susto y de asombro; en ese momento le señalé con mi mirada el regulador y haciendo un puchero lo único que me dijo fue: ¡papá! antes de comenzar a llorar. Mi hijo había comprendido que haber apagado el regulador en el ciber fue algo muy malo.

Dice el Salmo 32:8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.

Muchas veces tomamos acciones sin saber que estamos haciendo mal y no es sino hasta que nos confrontamos con la Biblia, la palabra de Dios y sentimos su mirada que nos hace darnos cuenta que estamos en pecado, que estamos actuando mal y que estamos afectando a otras personas a consecuencia de ello.

Así como a Pedro le ocurrió cuando negó tres veces a Cristo, dice el relato que cuando Jesús volteó a ver a Pedro y fijó su mirada en él, comprendió lo que Cristo le había dicho, entendió el mal que había echo y lloró amargamente.

Tal y como un niño puede entender que hace mal con sólo fijar los ojos en él, así debemos entender nosotros. TE HARÉ ENTENDER, Y TENSEÑARÉ FIJANDO MIS OJOS EN TI.

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